Pequeño tratado sobre la amistad es libro que me cautivó al punto de leerlo en tan solo una mañana. (Quizás lo hubiese leido más rápido si no me hubiese detenido a mandarle frases a mis amigas.)
Es una lectura ligera pero profunda que te hace sentir como si estuvieras conversando con una amiga de toda la vida. La protagonista podría ser cualquiera de nosotras, y sus amigas, las nuestras.
Joana, la protagonista, se siente un poco atrapada por los problemas del día a día y por el encierro que trajo la pandemia. Para salir de esa rutina, decide organizar caminatas con sus amigas, y así es como empieza su camino hacia la conexión y la alegría.
Además de querer mucho a su familia, Joana siente una conexión especial con los libros, las plantas y, por supuesto, sus amigas. A medida que avanza la historia, nos presenta a cada una de ellas junto a sus plantas favoritas, haciendo que las caminatas estén llenas de anécdotas y reflexiones.
Lo que me encanta de este libro es cómo cada charla y cada caminata son diferentes dependiendo de la amiga que la acompaña. Otra cosa muy interesante es que a lo largo del relato, hay un sutil paralelismo entre la amiga de turno y la planta que las acompaña en su paseo.
No pude evitar pensar en mis propias experiencias y mis propias relaciones. Me di cuenta de cómo cambian mis charlas con cada amiga, cómo los lugares donde nos encontramos varían según el grupo y hasta cómo mi manera de caminar cambia dependiendo de con quién esté.
Pequeño tratado sobre la amistad es uno de esos libros que vale la pena leer mil veces, porque siempre hay algo nuevo que descubrir. Este libro es el equilibrio perfecto entre una lectura liviana y llevadera y mensajes entrelíneas que transmiten mucho más de lo que parece a simple vista.
Realmente me enamoré de este libro y estoy segura que eso le pasa a todos los que lo leen. ¿Les gustaría un club de lectura para charlar sobre este hermoso tratado?